Como afrontar lo desconocido - La guerra de los mundos y la invasión marciana

Como afrontar lo desconocido - La guerra de los mundos y la invasión marciana

Alerta de spoiler: Este artículo contiene importantes detalles de la trama de La guerra de los mundos de H. G. Wells.

Con sus exuberantes descripciones de criaturas de otro mundo y máquinas insondables, La guerra de los mundos subraya que todas las historias de extraterrestres son, a la base, historias sobre la incomodidad con lo desconocido y, sobre todo, el miedo a lo desconocido.

La historia de Wells entra en la amplia categoría de la «literatura de invasión», un género de ficción que se hizo famoso por La batalla de Dorking, publicada en 1871 y escrita por el coronel George Chesney, que detalla una hipotética invasión de Inglaterra por fuerzas alemanas. Los ingleses estaban especialmente preocupados por la perspectiva de una invasión, quizás en parte porque una historia de colonialismo significaba, entre otras cosas, que su país siempre había sido el conquistador, nunca el conquistado. Como escribe Brian Aldiss en su introducción a La guerra de los mundos, el uso por parte de Chesney del «recurso de la guerra futura y la invasión repentina, que expone a la nación no preparada a una derrota inevitable, despertó temores e imitaciones en todas partes».

La Guerra de los mundos fue una de esas imitaciones, pero la elección de Wells de que los invasores vinieran de Marte llevó el género un paso más allá, enfatizando el miedo histérico de sus compatriotas a que el extranjero, el «otro», se abriera paso por toda Inglaterra y por el mundo. Los marcianos, por su parte, encarnan el misterio y la inescrutabilidad que caracterizan al otro en la imaginación de la gente. Como tales, estas criaturas son la máxima manifestación de la alteridad. A su vez, el miedo incontrolable del público a los invasores es un reflejo de la xenofobia que imperaba en toda Inglaterra a finales del siglo XIX.

El miedo abrumador del narrador a los marcianos (y al misterio que los rodea) lo sume en un estado de confusión incluso sobre su propio entorno familiar.

El miedo que sentí no era un miedo racional, sino un terror de pánico no sólo a los marcianos, sino al crepúsculo y a la quietud que me rodeaban.

De repente, con la introducción de una especie desconocida, el narrador ve su mundo de nuevo. Se encuentra desorientado por cosas tan simples como el paisaje circundante. Tal vez sea porque ve el mundo con ojos nuevos, imaginando cómo debe ser la tierra para estos extranjeros. Merece la pena señalar que admite que su miedo es irracional, ya que sugiere que Wells entiende que es necesario aceptar la presencia de un alienígena con la cabeza fría, incluso cuando hacerlo puede provocar un estado de terror lindante con el pánico. Mientras que los compatriotas del narrador responden a este terror disparando frenética e inútilmente contra las enormes máquinas de combate, el narrador se limita a contemplar el nuevo paisaje que le rodea en un intento de reconciliarse con la presencia del otro.

La voluntad del narrador de salir de su limitado punto de vista y reexaminar su realidad inmediata demuestra que los marcianos tienen un fuerte efecto en la psicología humana. Su llegada provoca la autorreflexión y la evaluación. Por ejemplo, su presencia hace que el narrador observe lo siguiente sobre sí mismo:

A veces sufro una extraña sensación de desprendimiento de mí mismo y del mundo que me rodea; parece que lo observo todo desde fuera, desde algún lugar inconcebiblemente remoto, fuera del tiempo, del espacio, del estrés y de la tragedia de todo ello.

El narrador no sólo se encuentra escudriñando su entorno, «el crepúsculo y la quietud», con nuevos ojos, sino que también se encuentra evaluando la forma en que él —como humano— procesa el mundo, dándose cuenta de que a menudo tiende a separarse de la realidad, como intenta hacer en este momento mientras deambula por su casa después de presenciar el primer acto violento de los marcianos.

El hecho de que el narrador se dé cuenta de sí mismo a raíz de la invasión marciana sugiere que la llegada de los alienígenas ofrece a las personas una oportunidad para la autorreflexión y el crecimiento. Aunque los marcianos son peligrosos y suponen un gran desafío para la humanidad, su llegada hace que el narrador desarrolle una mayor comprensión de sí mismo y del mundo que le rodea. Obligado a una situación en la que no puede desprenderse del estrés y de la tragedia que le rodea, se enfrenta a su propio escapismo emocional.

Aunque la religión no desempeña un papel importante en La guerra de los mundos, merece la pena examinar el tratamiento que Wells da a la religión en relación con el tema de lo desconocido en la novela. A diferencia del narrador, el cura es incapaz de aceptar la presencia de los misteriosos marcianos porque ha dedicado toda su vida a Dios, y la existencia de los alienígenas no encaja en el marco religioso a través del cual ve el mundo. Como resultado, se siente pesimista y derrotado, al mismo tiempo que no está dispuesto a renunciar a sus puntos de vista religiosos y es incapaz de entender cómo sus creencias podrían explicar esta nueva y extraña realidad.

En pocas palabras, el cura ya no confía en su sistema de creencias y, por lo tanto, se encuentra de repente en un estado de desconocimiento. Al mismo tiempo, también se siente con derecho a la seguridad y la justicia como recompensa por su pasada devoción.

¿Por qué se permiten estas cosas? ¿Qué pecados hemos cometido? El servicio de la mañana había terminado, yo estaba caminando por los senderos para despejar mi mente para la tarde, y entonces… ¡fuego, terremoto, muerte! ¡Como si fuera Sodoma y Gomorra! Todo nuestro trabajo deshecho, todo el trabajo... ¿Qué son estos marcianos?

Y, nuevamente,

Todo el trabajo, todas las escuelas dominicales, ¿qué hemos hecho? ¿qué ha hecho Weybridge? Todo ha desaparecido, todo ha sido destruido. ¡La iglesia! La reconstruimos hace sólo tres años. Ha dasaparecido. ¡Barrida de la existencia! ¿Por qué?

Al preguntar qué ha «hecho», da a entender amargamente que no merece experimentar el horror de la invasión marciana, sino que debe ser protegido por su piedad. El narrador, que es un hombre filosófico y razonable, considera patética esta línea de pensamiento y se pregunta: «¿De qué sirve la religión si se derrumba ante las calamidades?».

En este momento, el narrador sugiere que el fin último de la religión es consolar a la gente en tiempos de dificultad. Sin embargo, los puntos de vista religiosos del cura no le ayudan a enfrentarse a la invasión marciana: sólo sirven para impedirle aceptar la naturaleza objetiva de su nueva realidad.

De este modo, Wells llama la atención sobre las acrobacias psicológicas a las que se somete el ser humano para evitar reconciliarse con la alteridad y la amenaza de lo desconocido, un fenómeno del que Wells fue sin duda testigo a finales del siglo XIX, cuando sus conciudadanos se inquietaron ante la perspectiva de una invasión extranjera.

 

Portadas de La guerra de los mundos

  • La guerra de los mundos por H. G. Wells ha sido publicado por Rosetta Edu en una nueva traducción al español en tapa blanda y ebook así como en una versión bilingüe, igualmente en tapa blanda y ebook.
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