El amor, la insinuación de homosexualidad y la compasión en El Príncipe Feliz de Oscar Wilde
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Muchas de las obras de Oscar Wilde incluyen alusiones a la homosexualidad, en gran parte debido a su propia sexualidad; como se sabe, a causa de su affaire con Lord Alfred Douglas, fue procesado y condenado a prisión con trabajos forzados, expulsado de la sociedad victoriana y finalmente murió unos pocos años después en París. En su relato El Príncipe Feliz el amor —incluido el amor entre dos personajes masculinos— forma una de las motivaciones principales de los protagonistas. El contraste de este amor con el narcisismo propio a la sociedad es lo que constituye el eje central de la historia, definiendo los antagonismos y los juicios que unos emiten los unos de los otros. El amor y la compasión son la forma de combatir el status quo; mucho más aún si consideramos que no sólo se hace alusión a estos valores universales, sino que también se vislumbra la posibilidad de que el amor homosexual sea incluido entre sus formas posibles.
El heroísmo en la historia se manifiesta por el sentimiento del príncipe hacia su pueblo y por el amor que Golondrina siente por el príncipe. Cuando el príncipe relata su transformación en estatua recalca el sentimiento de compasión que siente por el pueblo. Como él dice
Me han colocado aquí tan alto que puedo ver toda la fealdad y toda la miseria de mi ciudad, y aunque mi corazón es de plomo no puedo sino llorar.
En cuanto a Golondrina, si bien él comienza por tener motivaciones egoístas, la inspiración que le causa el príncipe termina cambiando su actitud. Por su placer, y luego por su supervivencia, Golondrina quiere regresar al calor de Egipto, pero el príncipe parece tan triste que cada día Golondrina renueva su promesa de quedarse junto a él. Cada día el frío avanza, anunciando que el sacrificio diario terminará siendo permanente. Por supuesto, Golondrina también encuentra su placer y premio al ejecutar las acciones bondadosas junto al príncipe, experimenta una cierta calidez y por momentos olvida el frío al ver a los pobres recobrar sus esperanzas.
Lo que es más sorprendente, sin embargo, es el amor del ave por el príncipe; esto es lo que puede ser entendido como una alusión a la homosexualidad, en última instancia afirmando que puede ser una forma positiva de amor, un camino a la compasión. En la historia, los personajes que no son humanos tienen género. Golondrina, antes de iniciar su viaje a Egipto, estaba enamorado de Carrizo, un ave de género femenino. Aún si los dos personajes no son humanos la relación entre ellos es propia a una pareja heterosexual. La historia presenta a Golondrina como alguien buscando una relación romántica, después él se cansa de su amada.
«No tiene conversación», dijo, «y me temo que es una coqueta, porque siempre está flirteando con el viento». Y ciertamente, siempre que el viento soplaba, Carrizo hacía las más graciosas reverencias. «Admito que es doméstica», continuó, «pero a mí me encanta viajar, y a mi esposa, en consecuencia, también debería gustarle viajar». «¿Quieres venir conmigo?», le dijo finalmente; pero Carrizo negó con la cabeza, tan apegada estaba a su hogar. «Has estado jugando conmigo», gritó él. «Me voy a las Pirámides. ¡Adiós!», y se fue volando.
Nótese como en las traducciones al español es difícil mantener esta relación, el ave que acompaña al príncipe es una golondrina y por lo tanto muchas veces ha sido traducido como un personaje femenino, cambiando el género de su pareja heterosexual y eliminando toda alusión homosexual del relato. Esa es la razón por la cual en Rosetta la elección de «Golondrina», como un nombre propio, ha sido hecha sobre «una golondrina» en general. En la traducción se han respetado todos los géneros en la historia, tal como figuran en el original.
La escena de la muerte de Golondrina expone la reciprocidad del amor entre ellos. Golondrina, aún si se está congelando, «no quería dejar al Príncipe, lo quería [love] demasiado». La escena que sigue es bastante explícita:
Pero al final supo que iba a morir. Sólo tuvo fuerzas para volar hasta el hombro del Príncipe una vez más. «¡Adiós, querido Príncipe!», murmuró, «¿me dejarás besar tu mano?». «Me alegro de que te vayas por fin a Egipto, pequeño Golondrina», dijo el Príncipe, «te has quedado demasiado tiempo aquí; pero debes besarme en los labios, porque te amo». «No es a Egipto a donde voy», dijo Golondrina. «Voy a la Casa de la Muerte. La Muerte es hermana del Sueño, ¿no es así?». Y besó al Príncipe Feliz en los labios, y cayó muerto a sus pies.
Ante la muerte de Golondrina el corazón del príncipe se parte, de la misma manera que sucede en los cuentos de hadas por el amor heterosexual. Por supuesto, esto ofrece un marcado contraste con las nociones de moral propio a los victorianos y su condena de la homosexualidad.
La compasión y el amor figuran en el relato como elementos centrales del comportamiento humano, la universalidad de ese amor es afirmada y llega al amor homosexual. Esta conclusión, sin embargo, no hubiera sido aceptada, y aún es debatida en nuestros días, si se considera que el relato es normalmente destinado a los niños y que está escrito con una intención moral.
Así, un relato menor se convierte en un importante documento en la biografía de su autor y anuncia su trágico destino, muerto a manos de una sociedad ávida por condenarlo por su sexualidad.
- El Príncipe Feliz y otros cuentos por Oscar Wilde ha sido publicado por Rosetta Edu en una nueva traducción al español. Este mes de julio es ofrecido gratuitamente en formato ebook —tanto en su nueva traducción como en su versión bilingüe— si te unes a nuestro Club del Libro. Y el mes que viene recibirás otro libro de nuestra colección, siempre gratuitamente.